
‘Benedictus‘ de Simon and Garfunkel es una canción de su álbum debut ‘Wednesday Morning, 3 A.M.‘. Fue arreglada y adaptada a partir de un motete a capella de Orlando di Lasso, uno de los más prolíficos, versátiles y universales compositores del Renacimiento tardío.

Aunque ‘Benedictus’ no es técnicamente un gregoriano, voy a servirme de esta canción para narrar la historia de este artículo.
Si tienes ocasión (y si no, búscala), viaja al pueblo Santo Domingo de Silos. Pero en temporada baja, lejos de vociferantes domingueros con hijos preadolescentes. No hay nada peor que estar en este hermoso lugar contaminado por la especie turística-destructora.

Este verano he estado con mi mujer en Asturias, y para el viaje de vuelta pensamos que nos vendría muy bien hacer noche a mitad camino para no darnos el atracón de coche. Hicimos caso a Laura, una amiga, que nos recomendó esta parada. Llegamos un viernes y estaban los lugareños y apenas algún turista. Tocamos «mare» en el hotel, y después de resetearnos con una ducha, fuimos a una misa cantada al Monasterio de Santo Domingo de Silos. El lugar, muy sobrio, nos esperaba a las siete de la tarde. Entonces entramos, observamos la sencillez del recinto mientras el fresquito acariciaba nuestra cara. Lo agradecimos porque hacía más de treinta grados afuera. Nos sentamos y esperamos a que llegara el momento. Seríamos unas veinte personas en el «público», unos fieles y otros no. No importa, el momento trasciende cualquier religión o creencia.
Con puntualidad empezaron a salir delante de nosotros los monjes, uno a uno. Si hubieran sido The Rolling Stones la gente habría empezado a gritar locamente, pero el silencio se mantenía intacto. Los monjes ocuparon su lugar y, tras unos segundos, unas notas de órgano empezaron a sonar… y entonces el canto gregoriano se alzó ante nosotros. Al principio me sonó frío, pero poco a poco fui sintiendo una inmensa paz interior mientras cerraba los ojos. Nunca me había sentido así. La celebración duró tres cuartos de hora, pero podía haberlo hecho mucho más. Tanto nos gustó a Paloma y a mí, que repasamos los horarios de las próximas celebraciones.

Y al día siguiente, a las siete y media de la mañana, y aunque estábamos muy cansados del viaje, volvimos. En un «pase» casi privado (ocho o diez personas), vivimos de nuevo la experiencia. Ojos cerrados, un mantra, y de nuevo la paz interior. Otros tres cuartos de hora de terapia espiritual. Regresamos al hotel y desayunamos. Después de hacer una excursión por los alrededores del pueblo, quisimos exprimir y volvimos de nuevo a una última celebración antes de comer. Ya era sábado, y los carroñeros domingueros acechaban. Como nos temíamos, había casi lleno en la iglesia. Cuando aparecieron los monjes, la gente (o gentuza) empezó a desenfundar sus smartphones para intentar hacer fotos, cosa que por supuesto está prohibida. El silencio no era como el del día anterior, pero cuando empezaron a cantar los monjes reinó el absoluto respeto.
Lejos del masaje espiritual descrito en este artículo, ‘Benedictus‘ de Simon and Garfunkel es una joya que no te puedes perder. Las armonías vocales, la guitarra y el cello son sublimes, incluso místicas. Asegúrate de que hay silencio en tu estancia, dale al play y cierra los ojos. Lo demás llegará.
Me ha encantado el artículo publicado en el blog. La recreción descriptiva del momento en el que los monjes, con sus voces, ajenos probablemente a las sensaciones que con sus cantos despiertan, inundan el todo, es tremendamente gratificante.
Por otra parte, creo que, en su monasterio, en ese entorno sobrio y majestuoso a la vez, el canto gregoriano debe ser, probablemente, la mejor invitación a la más profunda reflexión y a la espiritualidad, lejos de las comerciales versiones de éxitos del pop contemporáneo, que se han atrevido a producir y a publicar, con la dudosa aceptación del gran público.
Y qué decir del Benedictus de S&G, grandes recuerdos de música, risas y complicidad con mi amigo Jesús.
Un abrazo Jesús, un beso a Paloma
Bueno Antonio,
como decía en el artículo, aprovecha uno de tus viajes a Bilbao para «parar» (no sólo físicamente) en este pueblo y ve al Monasterio. En cuanto a nuestros tiempos de covers de S&G, hicimos The Boxer, Scarborough Fair, Feeling Groovy… pero nunca nos atrevimos con esta.
Gracias por participar en el blog y estar siempre ahí.
Un abrazo,
Jesús
Jesús, Antonio: atreveos.
No digo más y lo digo todo
Vale Paco, y tú tocas el cello 😉
Oye q si me pongo…