
En 1917, Duke Ellingon ganó un concurso de dibujo, cuyo premio consistía en una bolsa de estudios para cursar Bellas Artes. Pero Edward, que ya había sido bautizado Duke por sus compañeros, la rechazó y tomó una decisión tanscendental: dedicarse enteramente a la música.
Yo tenía alrededor de veinte años cuando empezó a atraparme el jazz, y fue Duke Ellington cuando definitivamente me invitó a entrar por la puerta grande. Me compraba vinilos del maestro y estaba loco por llegar a casa y escucharlos. Qué sonoridad, cuántos matices, qué gusto. Una trompeta, un trombón, un saxo alto, tenor, barítono, una voz… No sobraba nada, todo sonaba milagrosamente encajado. Y Duke Ellington, el puto amo, decorándolo todo con su piano.
Abarcar toda la vida, obra, y los músicos (o al menos los más importantes) que han pasado por su orquesta, es imposible, pero sí voy a dejarte algunos datos básicos sobre su vida y música. Si ya eres aficionado al jazz, te sentirás como en casa leyendo este post. Si estás empezando, no hay vuelta atrás 😉
Los Washingtonians
Sus inicios musicales se gestaron junto a sus amigos, formando el grupo de los Washingtonians. Además de la orquesta, había un show con bailarinas y comediantes. Sonny Greer, baterista de la banda, recuerda de los cinco Washingtonians:
Comenzábamos a trabajar a las once de la noche y nadie sabía cuál era la hora de cierre. Generalmente no terminábamos hasta las siete o las ocho de la mañana… Se mezclaba allí toda clase de gente: gente del espectáculo, del mundo social, debutantes, músicos, etc… y todos lo pasaban bien.
Los Washingtonians aún estaban lejos del estilo original que fue la marca de la orquesta de Ellington. Pero, en 1924, se producen varios acontecimientos que cambian la fisonomía de los Washingtonians y les permiten un acercamiento al más auténtico jazz que será determinante en la concreción de un estilo diferenciado: Bubber Miley, Charles Irvis, Sidney Bechet.
La trompeta «wah-wah»
Hablar del sonido de la trompeta con sordina wah-wah es hablar de un descubrimiento en la música, de una nueva y rica expresividad que los trompetistas (y trombonistas) tenían a su alcance. Se abría un mundo ante ellos. Duke lo reconoció:
Nuestra orquesta cambió con la llegada de Bubber Miley. Hacía suspirar, gruñir y rechinar a su trompeta, tocaba siempre, toda la noche, el blues.

Sidney Bechet decía de Bubber Miley:
Todo lo que tocaba estaba lleno de inspiración. Todo venía del corazón, del alma.
El Cotton Club
El Cotton Club era un célebre cabaret de Harlem con clientela exclusivamente blanca. Aparte de tocar para el baile, la orquesta de Duke Ellington tenía que acompañar los espectáculos con cantantes y bailarines. El cabaret se hizo famoso entre un público blanco ávido de sensaciones fuertes, por los shows en los que aparecían exóticas representaciones de la jungla africana y escenas eróticas.

Los años del Cotton Club fueron decisivos en la creación de lenguaje orquestal ellingtoniano. Los efectos con sordina que practicaba Bubber Miley se ajustaban perfectamente a la naturalieza de los espectáculos y fueron explotados sistemáticamente. Surgió así el denominado jungle style.
Poco después de sus entrada en el Cotton Club comenzaron a emitirse programas de radio en directo desde allí. Se oían de costa a costa y proporcionaron a la orquesta una enorme popularidad.
Suite «Black, Brown and Beige»
El 23 de enero de 1943 presentaba Duke Ellington en el Carnegie Hall de Nueva York su suite «Black, Brown and Beige». Era la primera vez que una orquesta negra daba un concierto en la más famosa sala de música clásica estadounidense. Duke abordaba una obra de larga duración, de 57 minutos, que superaba muy ampliamente sus dos intentos precedentes. Se trata de la obra más ambiciosa de Ellington. Ha intentado contar la historia del negro de América.

Adiós al maestro
A principios de 1974 Duke Ellington es hospitalizado, aunque sigue componiendo hasta el final, quedando inéditas muchas de sus obras. Moría el 24 de mayo, a los 75 años.
Me dejo mucha información de este enorme personaje, como las películas que en 1934 la orquesta, con su líder al frente, rodó en Hollywood: Murder at the vanities y Belle of the nineties, esta última dirigida por Leo McCarey con Mae West como protagonista. Otra grande, Mae West, adelantada ante la puritana sociedad americana. Me detengo para recordar sus perlas:
¿Tienes una pistola en el bolsillo o es que te alegras de verme?
y
Cuando soy buena, soy buena; pero cuando soy mala, soy mucho mejor.
También me dejo grandes músicos de su orquesta, referentes por sí solos del jazz, como Johnny Hodges, Benny Carter, Paul Gonsalves, etc.
Duke Ellington cumplió los 75 años en una cama de hospital. Trabajó hasta que tuvo aliento, con una especie de obstinada determinación. Las últimas actuaciones públicas las hizo al límite de sus fuerzas. Cuando murió, fueron muchos los mensajes de gratitud emitidos por sus colegas y discípulos: el de Miles Davis es, en este sentido, especialmente significativo:
Todos los músicos, alguna vez, deberían reunirse para ponerse de rodillas y darle las gracias por haber existido.
«Take The A Train»
«The Mooche»
«Perdido»