Como decían The Beatles en ‘We can work it out’:
La vida es muy corta y no hay tiempo para pelearse, amigo.
50 primaveras, aún primaveras. Luego serán tacos, y más tarde castañas. Aunque tengo más años que experiencia, hay una cosa muy clara desde el principio: lo que más me gustaba era la música. No tengo una gran cultura musical, ni de otro tipo, la verdad; sólo he tenido y tengo inquietudes.
Es muy difícil seleccionar mi música para los 50, pero «with a little help from my friends» la cosa fluye 😉
Tengo el honor de pertenecer a un sexteto reserva del 65 (excepto Luis, del 66, y se nota).
Pedro es culto, tiene porte, buena conversación. Serio cuando hay que serlo pero hace el «ganso» más que nadie cuando toca. Lo conozco desde que le regalé un camión cuando teníamos seis años.
Antonio es muy ingenioso, lúcido, se desvive por los demás. Es el anfitrión perfecto; siempre beberás un magnífico vino en su casa. Nos unió la música en la adolescencia y desde entonces hemos compartido varios grupos.
Luis es un hombre «manso» (en el sentido humano de la palabra, tranquila Marian); sólo discutes con él si tú quieres, él no lo va a hacer. Nos conocemos desde que NO tenemos uso de razón.
Paco es un gruñón, amante del basket (perdón, baloncesto). Sibarita y tan grande como buen tío. También hay que rebobinar mucho para acordarme desde cuándo estamos ahí.
Ernesto es el creativo, el del pensamiento lateral. Tengo la suerte de aprender mucho de él continuamente. Nos conocimos cuando decidimos ampliar conocimientos de COU un año más. Qué año nos pegamos, tío!
Vamos!
El primer grupo que me atravesó fueron, cómo no, The Beatles. Con mi amigo Pedro empecé a escucharlos. Cayó en nuestras manos una cassette de la época. Era el último disco oficial, «Let it be»; nos encantó. A partir de ahí supe que quería aprender a tocar la guitarra. Nada original, me temo, pero así fue.
Precisamente sobre «Let it be», Pedro me cuenta:
Con ella descubrimos a los Beatles con una cinta de cassette vieja que escuchamos en el chalet de mis padres. Recuerdas?
Cómo no voy a acordarme, Pedro!
Paco también me cuenta que una de sus canciones clave es precisamente ‘Let it be’.
Pero siguiendo con Pedro y sus canciones:
Recuerdo perfectamente ‘Moonlight Shadow’: la escuchamos mil veces en el coche en nuestro viaje a Europa en 1989. Casi nada.
Sí Pedro, ese viaje fue la hostia. Lo pasamos en grande!
‘Hero (the familia of the year)’, una canción que descubrí hace unos meses y que me encanta escuchar en el coche y le gusta mucho también a mis hijos, de lo mejor que he oído recientemente, una perfecta mezcla de melancolía y optimismo (banda sonora de la película ‘Boy Hood’). La pongo cuando quiero levantar el ánimo. Algo parecido me sucede con ‘Pero a tu lado’ de Los Secretos (cómo no iba a mencionarlos). Me activa.
Y no entro con ciertas obras de música clásica que he descubierto ya mayorcito y que son la leche, como el Requiem de Fauré, que me ha acompañado muchas horas en el trabajo. Debe ser lo más parecido a estar en el cielo con los arcángeles.
Y Paco dice:
‘A trabajos forzados’ de Antonio Vega, ‘Not even the king’ de Alicia Keys y una de la película de los Blues Brothers, la del final, ‘Everybody needs somebody’ también son piezas fundamentales: están relacionadas con algún momento duro y estresante. Me reconfortaron de alguna manera.
La de los Blues Brothers me da vida y me alegra el dia cada vez que la oigo. No la tenía guardada y cuando la oía de casualidad era genial. Ahora que la puedo oír cuando quiera la utilizo como booster.
Que lo sepas Paco: el booster es un tipo de pedal de guitarra, y hace eso precisamente: levantar!
A mí el tema de Antonio Vega que me sigue atrapando es ‘El sitio de mi recreo’. Me sigue emocionando cada vez que lo escucho, incluso me deja sin fuerzas.
Sigo.
Luego empecé a escuchar más discos del cuarteto de Liverpool (ya en orden cronológico, más o menos), y recuerdo que me impactó profundamente ‘Help’. Ahora no es una de mis canciones favoritas de The Beatles, pero en ese momento me entusiasmaron sus armonías vocales.
A partir de ahí se desencadena todo, empezando por mi primera acústica, a los 14 años, que aún conservo: una Suzuki «made in Japan».
Voy escuchando mucha música, de todo tipo, y entonces llega ‘Like a Rolling Stone‘ de Bob Dylan. Sencillez armónica, el fraseo único de Zimmerman, el famoso órgano Hammond del estribillo. Era perfecta.
Asocio a David Bowie con los primeros amores, los primeros sentimientos, algunas amistades… Empiezo por ‘Space Oddity’, pero es ‘Soul Love’ la que me sigue poniendo en trance.
Descubro la bossa nova y la comparto con Antonio; mi amigo me cuenta:
‘Eu sei que vou te amar’ de Vinicius de Moraes es una joya de la música brasileña que la descubro gracias a mi amigo Jesús. Fue, para mí, el comienzo de un largo idilio con este género musical, de sutiles melodías y acordes imposibles. Esta canción me acompaña en los mejores momentos de reflexión tranquila, me hace sentir en paz y sintonía con todo y todos los que me rodean.
Para Antonio también es clave en su vida ‘Aquellas pequeñas cosas’, de Serrat:
Otro tema que ocupa mucho espacio en la banda sonora de mi vida, activa mis emociones y me encanta escuchar una y otra vez, es ese poema continuo y armonía exquisita que compuso el maestro Joan Manuel Serrat, ‘Aquellas pequeñas cosas’. Creo que tiene todos los ingredientes para activar la sensibilidad de cualquier amante de la buena música.
Interesado ya en la guitarra eléctrica, escucho el sonido brillante y limpio de ‘Sultans of Swing’ de Dire Straits. Stratocaster pura y dura enchufada a un ampli Fender, supongo que un Twin Reverb. Entonces ese sonido me encantaba, pero uno va evolucionando. La canción me sigue pareciendo un himno, y debe tener ese sonido, pero ahora prefiero los sonidos eléctricos más oscuros y ásperos.
Coincido con Ernesto en ‘Every Breath You Take’ de The Police. Mi amigo dice:
‘Every breath you take’ simboliza para mi una epoca de apertura, los 18, del enamoramiento, de un mundo de posibilidades, de todo por descubrir.
También recuerda Ernesto:
‘Still haven’t found what I’m looking for’ de U2 sería una de las cinco canciones que me encantaria poder cantar en un escenario (nota para próximo artículo). El título además simboliza mi vida. En realidad es un gospel, una cancion espiritual, y creo que ahora me está dando otro significado. Sigo poniéndomela de vez en cuando.
De U2 ha sonado durante muchos años de mi vida, justo antes de salir en Noche Vieja, ‘Where the streets have no name’. A toda hostia y mano en el pecho. Para mí era el fin de un ciclo. Como leí el otro día: «Hacia atrás, ni para coger carrerilla.»
De este tema, Luis me decía:
Me recuerda mi época de juventud cuando iba los sábados tarde a la discoteca Espiral de L’Eliana.
También en boca de Luis:
‘Hotel California’ de Eagles me parece la canción más bonita que conozco. Me la pongo en los momentos más melancólicos.
Y:
‘Alpha Male’ de Röyksopp es mi canción de activarme. Normalmente la escucho antes de comenzar un partido de tenis o realizando deporte intenso.
Y una sorpresa (o quizá no tanto) de otra keysong de Ernesto:
‘New york’ de Sinatra. Mira tú por dónde! Siempre me ha dado mucho subidón. Es una canción cantada con mucha autoconfianza, seguridad y aplomo por alguien que se lo podía permitir. Es elegida por lo que me da y obviamente me encanta la canción sobre todo cantada por Sinatra.
Ya con una cierta edad empiezan a interesarme los grupos de hard rock: Led Zeppelin, Deep Purple, AC/DC… y también el rock sinfónico, psicodelia… Aunque dura casi veinte minutos, de vez en cuando me quedo en la parra con ‘Shine on you crazy diamond’ de Pink Floyd. Musicalmente hablando esta pieza es clave en mi vida.
Y llaman a la puerta los amos de la guitarra: Eddie Van Halen, Joe Satriani, Steve Vai, Eric Johnson… todos reverenciando al jefe: Jimi Hendrix. En este escenario me quedo sin duda con ‘Flying in a Blue Dream’ de Joe Satriani. El uso de los modos en la guitarra abre mi cerrada mente hacia el infinito.
‘What a Difference a Day Made’ del grandísimo Jamie Cullum es quizá la última canción que me ha marcado. Primero por el descubrimiento de este artistazo, y segundo por lo que significa mi vida desde hace casi 10 años.
Gracias a tod@s!!!!
Querido Jesús. Lo primero felicitarte de nuevo por tu 50 cumpleaños. Lo segundo, muy emocionante repasar una vida por su banda sonora. Gran artículo. Y, cómo bien dices, yo tambien me quedo con ‘Flying in a Blue Dream’ de Joe Satriani, ese tema cambió mi vida musicalmente hablando.
Un abrazo!
Gracias Pasku!
Sí, ‘Flying in a Blue Dream’ me activó una neurona dormida, y a partir de ahí los neurotransmisores hicieron su trabajo.
De nuevo gracias por felicitarme.
Un abrazo,
Jesús
Brillante, original y curiosa manera de hacernos ver la maravillosa subjetividad de un fenómeno objetivo como es la música!.
Enhorabuena Jess!
Así es Ernesto!
Hay canciones que te marcan momentos, aunque éstas no te gusten especialmente. Además, la música de tu vida puede tener un paralelismo con tu evolución, con tus cambios… Por ejemplo, lo que te encantaba antes quizá ahora simplemente te guste, pero en ese momento era lo mejor y debió ser así.
Gracias por comentar Ernesto. Te esperamos cuando quieras en 7m 😉
Un abrazo amigo,
Jesús
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