Tony Bennett

Tony Bennett, junto con Frank Sinatra, Bing Crosby y Mel Tormé, forman la alineación titular de los crooners clásicos. Pero Bennett nunca lo tuvo fácil. Tras las caídas siempre se levantó y siguió caminando. Persiguió su sueño, y al final lo alcanzó…


Tony Bennett (Anthony Dominick Benedetto) empezó a cantar a los diez años, animado por un tío suyo bailarín de claqué. Y a esa edad debutó ante público, cantando ante el alcalde de Nueva York en la inauguración del Triborough Bridge, una red de tres famosos puentes.

Primera caída

Empezó a estudiar en el High School of Industrial Art, pero tuvo que dejar los estudios a los 16 años para ayudar económicamente a su familia.

Su desánimo se levantó cantando en restaurantes italianos de Queens, su barrio natal de Nueva York. Ese fue su inicio profesional como cantante.

Segunda caída

Sus primeros pasos profesionales se truncaron cuando recién cumplidos los 18 años, fue llamado a filas para combatir en Alemania durante la Segunda Guerra Mundial. Al terminar el conflicto permaneció un tiempo en el país, liderando una banda musical que entretenía a los militares. La música seguía a su lado y su ánimo volvió a resurgir. Además, su ideología pacifista se reafirmó.

Más tarde volvió a los Estados Unidos, actuando sin muchas pretensiones, pero con constancia. Y el destino lo cruzó con el popular Bob Hope, que lo vio en una de sus actuaciones. El actor tuvo claro la valía del joven cantante y decidió llevárselo de gira: ahí el joven dejó marchar a Anthony Benedetto y apareció Tony Bennett.

Animado por Hope, en 1950 Bennett grabó una maqueta de la canción «Boulevard of Broken Dreams» y la envió a la compañía discográfica Columbia Records. Fue contratado. Su despegue profesional estaba a punto de arrancar.

El inicio de los 50 fue una locura para el cantante, ya que tenía hasta siete conciertos diarios (de 10:30 de la mañana a las 3 de la madrugada) en el Paramount Theatre de Nueva York.

En 1952 se casó con una fan, Patricia Beech, con quien tuvo dos hijos: Danny y Dae, de los cuales hablaré más tarde, ya que fueron clave en su tercer resurgir. La pareja se divorció en 1971.

El resto de la década de los 50 fue un éxito, grabando grandes discos como «The Beat of My Heart», innovador álbum de jazz vocal. También grabó, anticipándose a Frank Sinatra, dos discos con Count Basie y su orquesta. Su canción más recordada fue el clásico «Chicago», que también grabaría Sinatra.

Pero vinieron tiempos de declive.

Tercera caída (y última)

En 1962 Tony Bennett protagonizó un famoso concierto en el Carnegie Hall y grabó su canción-estrella: «I Left My Heart in San Francisco», ganadora de dos premios Grammy.

Pero pocos años después aparecieron los Beatles y el Rock & Roll, poniendo patas arriba el paradigma musical de la época. El caché de Bennett se resintió gravemente. Empezaba para él un declive que degeneró en consumo de cocaína y problemas económicos.

La tercera caída fue sonada.

En 1972 abandonó su sello discográfico, Columbia Records, y firmó con MGM Records. No tuvo buenos resultados y en poco tiempo se quedó sin compañía discográfica. Su constancia le animó a fundar una empresa propia, Improv. Pero fracasó.

Además, se quedó sin mánager y, visto como una vieja gloria, solo lo llamaban para cantar en los casinos de Las Vegas.

Lo peor estaba por llegar: en 1979 Bennett se separó de su segunda esposa (la actriz Sandra Grant), gastaba más dinero del que podía y sufrió una sobredosis de cocaína que casi le costó la vida. Como guinda, casi le embargan su casa de Los Ángeles.

Tony Bennett había tocado fondo.

Pero aparecen Danny y Dae, los hijos de su primer matrimonio, que le ayudan a relanzar la vida y la carrera. En el mismo año 1979, y en plena forma, actúa como invitado de honor en una fiesta por el 40 aniversario profesional de Frank Sinatra.

Danny se convirtió en mánager de su padre y consiguió sanear su económica. A principios de los 80, Tony Bennett reapareció en pequeños locales de Nueva York, despegándose de la etiqueta decadente asociada a Las Vegas.

Bennett volvió a firmar con Columbia Records, grabando el álbum «The Art of Excellence» y dejó atrás catorce años de fracasos musicales. Hizo colaboraciones en radio y televisión, llegando a aparecer en Los Simpson.

En los 90 Bennett tuvo mucha actividad. Revisó su clásico repertorio en el disco «Astoria: Portrait of the Artist» y ganó un Grammy por «Perfectly Frank», álbum en homenaje a Frank Sinatra. Ambos crooners siempre manifestaron una relación cordial y de mutua admiración. En 1993 hicieron un dueto del clásico «New York, New York» para el álbum “Duets” de Sinatra. Ya en 1965 La Voz había elogiado a Bennett como el mejor en la revista Life.

Entre otros discos, grabó el «inevitable» «Unplugged» para la MTV, que fue disco de platino por ventas. Su autoestima subió hasta el punto de abrir conciertos cantando «Fly Me To The Moon» a capela y sin micrófono.

En el 2005 fue distinguido con el Kennedy Center Honor junto a Robert Redford y Tina Turner, en un acto al que acudió el entonces presidente de Estados unidos George Bush.

Tony Bennett Kennedy Center honorees
Tony Bennett (primero por la derecha) en 2005, en el acto de entrega de la distinción Kennedy Center Honor, que recibió junto a Robert Redford y Tina Turner. En el centro, el entonces presidente George Bush y su esposa.

Precisamente con el presidente Bush tuvo un desencuentro en septiembre de 2011 sobre los atentados del 11-S. Bennett criticó la política de Bush y la invasión de Irak, en sintonía con sus ideas pacifistas, su experiencia en la Alemania de la guerra y su proximidad a Martin Luther King.

Últimos años y alzheimer

Los últimos años de Bennett han sido intensos: entre otros, ha grabado tres álbumes de duetos, en la línea de los grabados en los 90 por su admirado Frank Sinatra.

Con Lady Gaga publicó un disco de clásicos del jazz: «Cheek to Cheek».

El último disco antes de retirarse definitivamente de la música fue «Love for Sale», grabado también con Lady Gaga.

En 2021, la familia de Bennett anunció que había sido diagnosticado de alzheimer en 2016, y comunicaba su retirada a los 95 años.

Lamentablemente, de esta caída no se va a levantar. Nos quedamos con su intensa vida, su música y su voz.

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